miércoles, 6 de diciembre de 2006

Relativismo cultural

-Hay que cambiar la cultura– le decía muy apasionada una mujer de cincuenta y pico a su compañera de trabajo, también de cincuenta y tantos, en un vagón de subte desbordado de cuerpos humanos.
Cuando uno escucha esa frase -hay que cambiar la cultura– se asusta un poco. Lo primero que me pregunté apenas termine de escucharla es qué quería decir con eso, en qué estaba pensando. E intente imaginar algunas argumentaciones que vendría después de esa contundente afirmación, pero la mujer me ganó de mano:
-El otro día me estaba por bajar del colectivo, estaba yo sola y el chofer, y cuando me estaba por bajar, veo que en un asiento había una bolsa con pan dulces. Entonces, yo la agarré y le dije al chofer que yo me la podría haber llevado pero no me la llevo porque hay que cambiar la cultura, yo se la doy a usted, usted haga lo que quiera, pero sepa que hay que cambiar la cultura, la persona que se olvidó esto tiene que recuperarlo, usted haga lo que quiera pero lo mejor sería que la persona llamé a la empresa y que en la empresa lo tengan y se lo devuelvan, así vamos a empezar a cambiar la cultura de dar por perdido algo que dejamos olvidado en algún lugar.

Dijo. Y mis conjeturas se fueron al tacho.

1 comentario:

bebe dijo...

Tal vez la señora con esa actitud se siente bien, por más pequeño que sea el hecho. Lo que uno lo llena puede ser que a los demás no lo llene,y viceversa, por eso los seres humanos son distintos. Puede ser que la señora ,mantenga las mismas ideas de cambios que vos, pero usa distintas palabras, o directamente no sabe como explicarlo. Por otro lado, es bueno siempre marcar las cosas buenas tanto como las cosas malas, si no uno siempre ve el lado podrido y nunca está contento. Las cosas buenas y malas se marcan en situaciones cotidianas, en el trabajo, en un partido de fútbol,en un partido político,y también en un blog nahuelito.....
Por que si no estamos mostrando una sola parte: la resignación.