lunes, 18 de diciembre de 2006

Sin escalas (de Monte Chingolo a Río Cuarto)

Dos hombres en un vagón de la línea B. Ambos con sendos trajes de ejecutivos, parados, aferrados a las manijitas de plástico. Uno: cincuenta y tantos, bigote, canoso, con voz firme, convencido. El otro: de película, casi un estereotipo, casi cincuenta, bigote militaroide, anteojos negros estilo servicio de inteligencia.
A continuación, el diálogo, de corrido, así como lo leen:
- El otro día paso por el Coto de Belgrano y veo una pintada que dice: “Homenaje a los héroes de Monte Chingolo”... Yo no entiendo nada... ¡no entiendo nada! A los jóvenes le vendieron la historia cambiada, les venden una parte de la historia. Porque cuando sucedió eso, Isabelita firmó ese decreto donde decía que había que aniquilar a la subversión. Era clarísimo: aniquilar a la subversión. Y sí, qué querían que haga, no había orden, todo era una anarquía. Lo que hicieron después es discutible, la verdad que no sé si se les fue la mano o no, pero es discutible.
- Igual, lo que pasó después habría que verlo desde una perspectiva histórica. Pero es lo que vos decís: a los pibes de hoy les venden una sola campana.
- Ahora no se respeta ningún derecho, no hay parámetros ciudadanos, no hay instituciones fuertes. Si me apuras un poco te digo que estamos como en esa época, antes del golpe. Nadie respeta nada, las leyes están de adorno. Cualquiera hace lo que quiere... no se puede tener un auto cero kilómetro porque le estás diciendo a los chorros: “vení, afaname, ¿no ves el auto que tengo?”. Ni los vidrios polarizados te dejan tener. Te ponen multa...¡multa! ¿podés entender eso?
- Así estamos... así está este país.
- Y ahora Blumberg que denunció no sé que movida de la provincia de Buenos Aires. Está deschavando a unos cuantos, lo bien que hace.
- Sí, Solá salió al cruce. Pero hace bien Blumberg, alguien lo tiene que hacer. Es lo mismo que pasa en Río Cuarto. Ahí hay algo groso, mucha guita, políticos de por medio. Algo de las obras sociales, acordate lo que te digo.

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