El subte se detiene en Dorrego. Sube un hombre ciego con una mujer embarazada que lo toma del brazo. Hace un discurso en donde solicita que lo ayuden, que por ser ciego lo discriminan, que está por tener un hijo, que le den 10 o 5 centavos, que eso le sirve.
Un pibe de unos seis años observa atento la situación. Está sentado en la butaca de a tres, entre dos viejos que leen La Razón. Su padre, parado frente a él, cuelga de las manijas.
- ¿Pa’?
(...)
- ¡¿Pa’?!
- Sí...
- Viste que hay chicos chiquitos que piden en la calle y después, y después, y después...
(El padre asiente con la cabeza, le da ánimo con los gestos de la cara para que termine la frase, se siente orgulloso por las palabras que dirá su hijo).
- Y después, los grandes le roban la plata. ¿Viste, pa’ que es así?
- Sí hijito, es así.
- Y por qué le roban.
- Porque se aprovechan de los chicos.
- Ah...
Padre e hijo bajan de la mano en Carlos Gardel. El shopping los espera.
jueves, 28 de diciembre de 2006
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