lunes, 21 de julio de 2008

Catarsis I

¿Por qué tengo que soportar las palabras hirientes e ignorantes del viejo que se sienta al lado mío en el colectivo? ¿Qué complicidad sospecha en mí, un joven de 30 años que sólo quiere leer un libro, mientras llega a su trabajo? ¿Qué lo hace pensar que yo estoy de acuerdo con él, con su pensamiento reaccionario y fascista? Entonces, aclaro: “Yo estoy a favor de la política del gobierno”. Los ojos se sorprenden, no sabe bien qué decir, algo balbucea, pero no con el mismo valor que hace unos segundos. Yo lo miro. La cosa termina ahí. Sigo leyendo.

¿Por qué tengo que soportar que todos coreen en acaloradas discusiones los copetes de La Nación? ¿Por qué tengo que tolerar que si uno les dice que no, que lo que está diciendo no es así, y le da información, el otro contesta: “Pero yo tengo derecho a pensar distinto”? Sí, a pensar distinto sí, a lo que no tenés derecho es a repetir consignas racistas, a escudarte en el librepensamiento para juzgar a los que menos tienen cuando en tu puta vida te conmoviste por ellos ni por nada que sea algo que no se pueda comprar. Porque vos sí vendiste tu almita en los ’90 por la módica suma de poder comprar el lavarropas en cuotas, y ellos no puede ir a la plaza para asegurarse un mínimo sustento para sobrevivir. A eso no tenés derecho. Como tampoco lo tenés a reducir la política y el rumbo de este país a agresiones hacia la presidenta de la Nación. Ese contrerismo barato al que no se le cae una idea, que repite y repite las opiniones del oráculo Nelson Castro. A lo que no tenés derecho es a denigrar la política, a reducirla a la “chequera del gobierno”, a la “locura de esta mina”, a la “heroicidad de Cobos”, al “autoritarismo y la soberbia de la presidenta”. Pensá, lee, estudia, informate, porque si querés tomar partido hacelo con estilo, no con la burrada del sentido común, hacete cargo que querés ser de derecha. ¿Ah, no? ¿No querés ser de derecha? Ah, ¿sos progre? Entonces qué corno hacés defendiendo la renta de los patrones del campo. Ah, ¿no es sólo es eso? ¿te molesta el estilo del gobierno? ¿lo ves poco democrático? ¿te joden las carteritas de Cristina? ¿te enerva que griten mucho? Mirá vos, che. Qué mal que está el país, ¿no? A mí me parece que el peronismo te da urticaria. No podés tolerar que haya sido el hecho maldito de nuestro país burgués. No podés pensar la política como un lugar donde hay que enchastrarse. Como te molesta D’Elía, Moreno y Moyano, ¿no? Se te revuelven esas tripitas que no se cansan de tomar actimel todas las mañanas. Y, bue, seguí así, cuando ganen ellos qué vas a decir. Ah, ya sé: “Son todos iguales”. Y vas a volver a empezar, limpito, sin manchas, con esos aires de yotedijequeestoibaapasar, yotedijequeerantodoslamismamierda, yotedijeque, yotedije, yote, yo.

1 comentario:

Cecilia dijo...

Eva Perón tenía razón: el resentimiento es el motor de la historia.
Vos resentido escribís mejor, mucho mejor, sos más apasionado, más lúcido, más desmesurado.
Exijo que, en tanto esposa, me toque mi cuota de resentimiento.
Vamos por todo!!