I. Madre (recién pisados los 40) e hija (16 o 17). Subte, línea B, 19:30 aproximadamente.
–Estaría bueno ir al Pellegrini. No sólo por el nivel o por lo que te hacen estudiar. Está bueno porque te enseñan otras cosas.
–¿Qué otras cosas?– pregunta la madre.
–Claro, enseñanzas de vida, de cómo desenvolverte mejor cuando seamos más grande.
–No entiendo.
–Ay, mamá… el centro de estudiantes, por ejemplo. Eso está buenísimo.
–Pero eso qué tiene que ver con la educación. Eso es política.
II. Dos mujeres (de casi 30). Subte, línea B, 19:30 aproximadamente. Al día siguiente.
–Y bueno, es joven…
–Sí, ya se, pero está empecinada con ir a vender esas artesanías que hace a la puerta de la facultad.
–Ya se va a dar cuenta. Es un bebé, todavía. Dejala que vaya y vas a ver cómo viene de nuevo al pie. Que pruebe y que se de cuenta cómo es la cosa.
–¿Vos decís?
–Sí, ya vas a ver… Cuando tenga el primer hijo, se le van ir esos aires de hippie.
(risas)
sábado, 9 de junio de 2007
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2 comentarios:
¿Hay un Benjamin entre nosotros? La ciudad nos habla y en un instante nos revela la eternidad.
Muy rubia
Conversaciones geniales. Suscinto alegato en favor de lo que confiere dignidad básica: estudio y trabajo.
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