viernes, 8 de junio de 2007

Pampa y Miller


La rutina tiene trayectos. Y la mía, cuando salgo cada mañana de mi casa a la boca del subte, tiene el suyo. Echeverría, Lugones, Sucre, Miller, La Pampa, cruzo Alvarez Thomas, retomo por la diagonal Urdininea, Triunvirato, cruzo Los Incas y me sumerjo en la boca del subte. El mismo camino de todos los días. Pero ese recorrido tiene un detalle, una cábala: mirar a dos gatos que viven en la esquina de Pampa y Miller. La obligación es mirarlos, buscarlos con los ojos, aunque sea al pasar, sin detenerme a contemplarlos demasiado, sólo ver que están ahí. Y hubo veces que pase de largo con la mirada esquiva y, al darme cuenta que semejante fallido me sepultaría en una maldición, retrocedía mis pasos para buscarlos.
Ayer, por la noche, me encontré con el vecino, dueño de la casa donde viven los gatos. Sin vergüenza, le conté la importancia cabalística que tienen esos felinos para mí. El tipo se rió, obviamente. Hacia el final de la conversación le realizo la pregunta del millón: “Cómo se llaman”. “Nacha y Nuchi”, me contesta. “Ah –le digo–, yo les había puesto Pampa y Miller”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué tierno el que escribe este blog!!
Es re divino
¿Está disponible?

Anónimo dijo...

NO!