jueves, 23 de noviembre de 2006

Malabares

Línea B, la delgada línea roja subterránea. Son las 9 y media de la mañana. Por suerte, somos pocos. Todos sentados. Estación Dorrego, entra un pibe: morocho (bien morocho), pelo (mal) platinado, gorrita de beisbolista yanki, en fin, un pobre globalizado, pero bien del conurbano. Se presenta de dos maneras: primero, con su nombre, se llama Marcos; segundo, con una disculpa, algo así como: “espero no molestarlos”. Marcos hace malabares y lo hace muy bien. Termina su rutina, lo aplauden (tímidamente) y recoge algunas monedas. Miro a una pareja de viejos que se hablan al oído. Imagino lo que dicen (no es difícil imaginarse lo que dicen dos viejos). “Que bueno que haga esto ¿no?”/ “Por lo menos se la rebusca y no anda en la calle”. (No pocos dirían: “Por lo menos no anda robando por ahí”, pero estos viejos no tienen cara de ir a la marcha de Blumberg). A mí no me convence mucho la idea del rebusque como artista callejero en un pobre. Prefiero que este clavando un clavo, revocando una pared, conectando unos cables, leyendo libros y escribiendo, arreglando unos caños, en fin, prefiero el oficio antes que el rebusque. Marcos se cambia de vagón y lo reemplazan dos pibes clasemedia con rastras y ropas desgarradas (¿la proletarización post-menemista?). Entran al vagón gritando y muy sonrientes, no dicen sus nombres ni pide disculpas (bien de clase media). Tienen bajo el brazo un tamborcito étnico y una caja peruana. Uno de ellos, con un títere duende en la mano, invoca a la pachamama. Hacen su rutina, concluyen, los aplauden (mucho) y recogen las monedas (también muchas). Busco con la mirada al binomio anciano, pero no lo encuentro. Por suerte, me toca bajar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustan mucho tus "crónicas subterráneas". A ver si alguna vez hiciste un ejercicio de este tipo: ¿qué pasaría si te quedaras encerrado en un vagón de subte (vale también reemplazar subte por colectivo) y tuvieras que convivir unos días con los pasajeros que te tocaron en suerte? ¿De quién te harías amigo? ¿A quién odiarías? ¿Quién sería el más sorete? ¿Y el más solidario?
Un beso y hasta pronto

bebe dijo...

A mi me rompe las bolas que a cada rato este entrando gente al subte, vendiendo, cantando,etc....pero creo que es la única manera de tener una moneda en sus bolsillos, después ellos verán que es lo que hacen, si la usan para comida para sus hijos o hermanos, o si van a comprarse vino. Por otro lado, las marchas de Blumberg no son garantía de nada, sería bueno preguntarles a los viejitos a cuántas marchas fueron en su vida y si se modificó algo; y también sería bueno consultarle a Blumberg a cuántas marchas fue antes de que le maten al hijo.