viernes, 9 de agosto de 2013
Bernardo Leonidas Quiros
Me acabo de enterar que encontraron el cuerpo del peón rural desaparecido cerca de Río Senguer. Estuvo extraviado durante 22 días. Se llamaba Bernardo Leonidas Quiros. Googlee su nombre decena de veces desde el momento en que me enteré de la historia. Había salido desde el puesto de la estancia donde trabajaba hasta el de su hermano, junto a su mujer, su hijo de un año y medio, y su perro, un ovejero. Le llevaban un poco de provisiones. En el trayecto, el auto -un renault 19- se frenó por problemas técnicos. Eran las 7 de la tarde del 16 de julio. Bernardo decidió rumbear sus pasos hacia el puesto de su hermano. Desde donde se había detenido el auto hasta la estancia podía cortar camino a campo traviesa. La temperatura era bajo cero y estaba pronosticada una fuerte nevada. Lo acompañó su perro. La mujer quedó en el auto con el bebé. A medida que pasaban las horas, la mujer -Alejandra, se llama- comenzó a preocuparse y decidió salir a la ruta para buscar señal en el celular y así comunicarse con alguien que vaya a rescatarlos. Caminó unos kilómetros con el bebé en brazo hasta que su teléfono se activó y pudo dar con una persona. La noche ya estaba muy cerrada y la nieve era intensa. La persona que fue a rescatarla llegó a las 3 de la mañana. Alejandra pidió ir a lo de su cuñado, donde supuestamente estaba su marido. Pero cuando llegaron se encontraron con la sorpresa que Bernardo no había llegado nunca. Desde ese momento comenzó la búsqueda. Decenas de efectivos de distintas fuerzas de seguridad y pobladores de la zona se abocaron al rastreo del peón desaparecido. Hasta un helicóptero sobrevoló el lugar. Pero nada, ni un solo rastro de él ni del perro. Luego de unos días se suspendió la búsqueda. La nieve y el frío entorpecían el procedimiento. Cuando retomaron las acciones, encontraron algo que cambió el curso de la investigación: unas huellas que llegaban a unos 1000 metros del puesto del hermano de Bernardo pero que luego, sorpresivamente, regresaban a la ruta nacional 40. A partir de ese momento, el misterio se hizo presente en el caso y las novedades cesaron en los medios de comunicación. Después de una semana de no encontrar ninguna otra noticia en los portales de la provincia, decidí llamar a la fiscalía de Sarmiento. Hablé con una persona que me confirmó lo siguiente: la aparición de las huellas que regresaban hacia la ruta presentaba como principal hipótesis que Bernardo se había ido de la zona en un auto o camión que justo pasó en ese momento. Ese dato también estaba avalado por algunos comentarios que él había hecho a su mujer unos días antes. ¿De qué o de quién escapaba Bernardo? Esa pregunta me llevó a imaginarme en un posible viaje al sudoeste de mi provincia, cual Truman Capote, para investigar y escribir un policial rural y negro. Suponía que esa huida explicaba algo más que una reacción individual de un tipo que caminaba de noche junto a su perro bajo una potente nevada en el medio de la estepa chubutense. Pero no, no era así. Recién leí la noticia donde cuenta que lo hallaron muerto debajo de una mata de calafate. Murió de frío. Lo encontraron unos baqueanos que fueron alertados por los ladridos de un perro. Sí, el ovejero se quedó junto a él estos 22 días. En fin, un triste final. En el recuerdo quedarán mis noches buscando en el mapa satelital de Chubut las estancias de la zona y la supuesta ruta de escape de Bernardo. O las preguntas que me anotaba en un cuadernito y que me parecían necesarias para atar cabos sueltos. Me imagine un libro, pero la muerte hizo que sea una pasajera crónica en este blog.
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