viernes, 14 de septiembre de 2012

Reflexiones sobre el cacerolazo


Para los que me conocen, la aclaración que leerán a continuación resultará innecesaria. Pero debido a que me expreso en un medio donde no todos me conocen, haré la aclaración pertinente: soy kirchnerista -sobre todo de 2008 a la fecha- y la manifestación de ayer me parece saludable y hasta necesaria. Sobre todo porque la mayoría de los que se expresaron ayer no suelen salir al espacio público a manifestar sus reclamos. Que la gente salga a la calle, deje de ver la tele, ponga el cuerpo y reclame me parece perfecto.
Cuando ayer salí del subte en Los Incas y Triunvirato me encontré con gente protestando. Lo que llegué a escuchar en boca de unas señoras era algo sobre dólares y cierta necesidad de no parecernos a Cuba y Venezuela. Llegué a casa, puse la tele y me encontré con Maxi Montenegro en Canal 26 pidiéndole encarecidamente al notero, que estaba en plaza de Mayo, que encuentre a un manifestante que no insulte. Le costó pero lo encontró. Voy a TN y, mientras hablaba no se que periodista en el piso, se mostraba a la gente en las calles. Si uno se proponía leerle los labios, fácilmente deducía que estaban gritando la palabra "dictadura". Cuando desde el piso se les ocurrió abrir el sonido de la calle, se escuchó el hit de la noche: "Andá con Néstor / la puta que te pario". Voy a chusmear a twitter y el "Andá con Néstor" es trending topic (es decir, es lo más mencionado en la red social en la Argentina). Siguiendo el clima de época diario, la mayoría de los tweet le deseaban la muerte a Cristina. Solo unos pocos trataban de responder tanta irracionalidad. De todos me quedé con uno que decía: Andá con Néstor = Viva el cáncer. Sin duda, hay una genealogía entre aquello y esto. Justo hace unos días fui al Archivo General de la Nación a ver unos videos sobre el peronismo. En la búsqueda me encontré con uno donde se registraba una manifestación a favor de la llamada Revolución Libertadora. La plaza de Mayo estaba llena, mucho más que la plaza de ayer. El camarógrafo retrataba los rostros en unos excelentes primeros planos. Eran caras felices, con sonrisas que tenían todos los dientes. (Este es otro tema: la estética del manifestante. Pero no me voy a meter con eso porque implica una reflexión mucho más detenida de la que puedo hacer ahora. Pero es un tema para pensar). Esa gente se mostraba feliz porque el peronismo estaba -como un cáncer- erradicado de sus vidas. Y gritaban a favor de un gobierno de facto mientras pisaban un lugar que había sido bombardeado hacia solo unos meses atrás.
Volvamos a ayer. La palabra que más se escuchó fue "espontánea". La virtud de la manifestación de ayer era la espontaneidad con la que la gente se dispuso a reclamar. Y no me detengo en esa palabra para indagar si fue o no verdad que hubo una convocatoria. Eso me parece un dato muy menor. Me parece importante pensar en esa palabra para reflexionar sobre el sentido que se le quiere dar. Los que no comulgan con el gobierno dicen todo el tiempo que el kirchnerismo plantea el binarismo en la política: ellos o nosotros. A mi modesto entender, utilizar la palabra espontánea vinculada a cualquier manifestación masiva y pública es quizá la solapada manera de plantear el binarismo más peligroso de todos: política - antipolítica. Si la espontaneidad de ayer se la vincula a que fue un acto no politizado y se la contrapone con la despectiva argumentación anti-peronista de que la gente va a los actos porque le dan un chori y la coca, para mí, estamos en problemas como sociedad. Porque la espontaneidad de ayer se contrapone con organización. Y la política -partidaria o no- en cualquier comunidad requiere de organización y cierta unidad. La masividad de ayer es tan real como la heterogeneidad en los reclamos y la falta de organización y unidad. Si eso prevalece, para mí, estamos en problemas.
Y hablando de los reclamos de ayer, terminemos con esto. Antes, una nueva aclaración: como buen licenciado en una carrera de Ciencias Sociales no voy a generalizar sobre los motivos que llevaron a la gente a participar ayer de un cacerolazo. Como dije antes, fue muy heterogéneo y hubo de todo. No me van a escuchar decir que los que fueron ayer son todos oligarcas, cipayos, vendepatrias, gorilas. No pienso eso. Solo me voy a detener en algunas consignas que pude ver en la tele y en una nota online de La Nación (El lado B del cacerolazo antikirchnerista). Algunas expresiones fueron las siguientes (los paréntesis son míos): Devuelvan el país, Queremos que nos devuelvan la república (qué país, qué república); Basta de kallar, Basta de diktadura (curiosa dictadura esta que permite la manifestación de ayer); Cristina son psicótica y perversa (de Perón decían que era un perverso que se curtía a pendejitas de la UES); una cruz svástica con un texto abajo que dice: Cristina 2015 y una imagen de Cristina comparándola con Hitler (un poco mucho, ¿no?). Me pregunto: ¿por qué La Nación realiza ese recorte de consignas tan poco vinculadas con la racionalidad? ¿Lo hicieron adrede o no pudieron encontrar otras? No lo sabemos. Lo que sí creo saber es que si esas consignas prevalecen y se imponen cómo la manera de expresar disconformidad estamos complicados. Por eso lo único que deseo es que toda esa gente pueda encontrar a alguien que los represente políticamente y así podrán canalizar su odio de una manera democrática: con el voto en las urnas.