Hace unos meses estaba haciendo la cola en la boletería del Gaumont. De repente, mientras esperaba la cansina atención del boletero, apareció Campanella. Estaba apurado y con la mirada buscaba a alguien. Ese día era la avant premier de “El secreto de sus ojos”, y parecía que el director estaba llegando tarde. En un momento el tipo se acercó a la boletería y mantuvo esta conversación con el empleado del cine.
-¿En la sala 1 están dando “El secreto de sus ojos”?
El boletero, sin prestarle demasiada atención, le dijo que sí con la cabeza. Campanella continúo con la explicación. El tono fue amable, humilde y sencillo.
-Miré, yo soy el director de la película y me gustaría entrar para ver la reacción de la gente. ¿Podría pasar?
El boletero quedó absolutamente desorientado e incredulo ante lo que estaba escuchando. Obviamente no lo conocía. Sólo atinó a decir que no lo comprometiera y que le preguntara a aquel hombre de traje que se encargaba de supervisar la entrada y salida de los espectadores.
-Muy amable -dijo el director y fue en busca de ese hombre que, rápidamente, le dio el visto bueno para entrar a la sala oscura.