
Hace unos meses me tocó hacerle una nota a un pibito de 8 años que la rompe con la guitarra. Se llama Lucciano Pizzichini, hay decena de videos en la web. La cuestión es que el niño es fan de Bob Esponja. Entonces la chica de prensa de Cartoon me ofreció el siguiente plan: “Vos le hacés la nota a Luchy, y cuando estén haciendo las fotos aparece el muñeco y le regala una guitarra con motivos de Bob… ¿te parece? ¿No es genial la idea?”. Y bue, sí, me parece, es genial.
Acá empieza lo interesante de la historia. Me llaman de mesa de entrada de la editorial para avisarme que había llegado gente. Bajo y me encuentro con dos pibes (bien conurbano, no más de 25 años), los encargados de traer el muñeco-disfraz del querido habitante amarillo de Fondo Bikini. Los invito a pasar y los acompaño al primer piso, donde está el estudio de fotos. En la espera de la prematura estrella de rock les pregunto, ingenuamente, si la persona que va a ser de Bob está viniendo.
–Yo me meto, yo hago de Bob.
–Ah, ¿sí?
–Sí, ya lo hice un par de veces, y parece que les gustó porque siempre que llaman estoy yo.
–Pero…
–Cada vez que llaman al depósito donde están los disfraces preguntan si alguno de nosotros se anima. A mí me encanta.
–O sea que ustedes trabajan en el flete y… de Bob.
–Claro.
–Pero no te pagan por lo del disfraz.
–Me pagan por traerlo, cargarlo, cuidarlo, llevarlo. El resto lo hago de onda. Está bueno. El otro día estuve en el programa de Susana, por ejemplo.
–Mira vos.
–Y además, por lo menos no soy empanada. Ese sí es un garronazo.
Acá empieza lo interesante de la historia. Me llaman de mesa de entrada de la editorial para avisarme que había llegado gente. Bajo y me encuentro con dos pibes (bien conurbano, no más de 25 años), los encargados de traer el muñeco-disfraz del querido habitante amarillo de Fondo Bikini. Los invito a pasar y los acompaño al primer piso, donde está el estudio de fotos. En la espera de la prematura estrella de rock les pregunto, ingenuamente, si la persona que va a ser de Bob está viniendo.
–Yo me meto, yo hago de Bob.
–Ah, ¿sí?
–Sí, ya lo hice un par de veces, y parece que les gustó porque siempre que llaman estoy yo.
–Pero…
–Cada vez que llaman al depósito donde están los disfraces preguntan si alguno de nosotros se anima. A mí me encanta.
–O sea que ustedes trabajan en el flete y… de Bob.
–Claro.
–Pero no te pagan por lo del disfraz.
–Me pagan por traerlo, cargarlo, cuidarlo, llevarlo. El resto lo hago de onda. Está bueno. El otro día estuve en el programa de Susana, por ejemplo.
–Mira vos.
–Y además, por lo menos no soy empanada. Ese sí es un garronazo.