
miércoles, 24 de diciembre de 2008
sábado, 20 de diciembre de 2008
20 del 12

Hace 7 años, a esta hora, las 3 de la mañana, abría la puerta de casa y me encontraba con la tele encendida, el ventilador de techo a todo lo que da y todas las luces del departamento prendidas. Había salido a la calle a ver qué pasaba y terminé corriendo de los gases policíacos por Diagonal Norte. Y encima en ojotas.
Tampoco imaginaba que 12 horas después iba a estar en el Obelisco, detrás de una columna de la facultad, intentando avanzar hacia plaza de Mayo. Nada heroico por cierto. Días después me enteré que a una cuadra de allí habían matado a un pibe de un balazo.
Ya lo dije antes: hoy, lo del 19 me da vergüenza; lo del 20, no.
Tampoco imaginaba que 12 horas después iba a estar en el Obelisco, detrás de una columna de la facultad, intentando avanzar hacia plaza de Mayo. Nada heroico por cierto. Días después me enteré que a una cuadra de allí habían matado a un pibe de un balazo.
Ya lo dije antes: hoy, lo del 19 me da vergüenza; lo del 20, no.
miércoles, 10 de diciembre de 2008
lunes, 8 de diciembre de 2008
Final amarillo

Ella lloraba desconsolada. Él trataba de calmarla con palabras que no llegábamos a escuchar. Los dos tenían remeras amarillas que combinaban con las bolitas de los árboles. El amarillo dominaba la escena: en el piso, ellos, los árboles.
Ella gritaba desesperada: “No me dejes, por favor”. Él, supongo por los movimientos de sus manos, le quería hacer entender que ya estaba, que no había más que hacer.
Conmovía ver a esa chica así. Desee no pasar nunca por esa situación. Ni ser ella, ni ser él. Por suerte el 152 llegó rápido. Subimos los 3. Atrás quedaron ellos entre el llanto, las explicaciones y las bolitas amarillas.
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