
Por no sé que conjuro de la vida cotidiana y de las modas y de las transacciones propias de mi clase, me encontré con dos MP3 en mi casa. Y me imagine caminando por Buenos Aires o viajando en el subte con los auriculares puestos. Entonces, sentí miedo de dos cosas: de morir atropellado por el 33 después de no escuchar el grito de un peatón solidario que me avisaba de la posible embestida y de que este blog dejara de existir (no por morir debajo del 33, sino por dejar de escuchar).
Por lo pronto, lo cargué con 5 temas, sólo para probar cómo es.
Veremos qué pasa...
Por lo pronto, lo cargué con 5 temas, sólo para probar cómo es.
Veremos qué pasa...