-Además, ya te he dicho que en algún momento quise contar esa historia.
-¿Por qué?
-Por lo que se cuentan todas las historias. Porque me obsesionaba. Porque no la entendía. Porque me sentía responsable de ella.
-¿Responsable?
-Sí -dije, y casi sin darme cuenta añadí-: A lo mejor uno no es sólo responsable de lo que hace, sino también de lo que ve o lee o escucha.
Javier Cercas, La velocidad de la luz
sábado, 30 de junio de 2007
martes, 26 de junio de 2007
Darío y Maxi

“El 26 de junio de este año, en el corte del puente Pueyrredón, la policía bonaerense asesinó a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. A partir de ese día, nada fue igual. Ni para nosotros –un par de futuros egresados en Ciencias de la Comunicación– ni para ellos –un grupo de personas que se organizan para recuperar la dignidad que le arrebataron– la vida cotidiana siguió igual.
Desde entonces, el dolor y la bronca no dieron tregua. Pero eso no inmovilizó. Fue en ese triste contexto donde el MTD nos regaló una enseñanza que no vamos a olvidar jamás: después del luto por el compañero asesinado sigue la lucha. En eso estamos, luchando.
Nada más sobre esto. Es inútil seguir escribiendo. Las palabras mentirían.”
(Texto escrito en un trabajo práctico para la facultad. En él se relata nuestra experiencia comunitaria durante el año 2002 en el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Almirante Brown).
Año 2002. Anecdotario con los pibes de la copa de leche del MTD:
– Sonia estaba jugando a hacerle cosquillas a las chicas. Todas la rodeaban, mientras ella les decía: “Me dijeron que vos tenés cosquillas por acá ¿Puede ser?”. Cuando le tocó el turno de las cosquillas en el cuello a Mercedes se vivió una situación tensa: “No, ahí no me hagas porque tengo garrapatas”. “¿Garrapatas? ¿No serán piojos?”, preguntó incrédulo Nahuel. “No, garrapatas. Garrapatas como tienen los perros”.
– Ricardo y Esteban se acercaron a Nahuel para que los ayude con las fracciones. Nahuel tomó la carpeta y empezó a revisarla. En una carátula encontró un dibujo extraño realizado por uno de ellos. Era un ángel que estaba fumando al lado de 5 puntos (símbolo que significa muerte a la policía). “¿Qué significa esto?” preguntó Nahuel conociendo la respuesta. “Es muerte a la policía”, contestaron. “Y ¿de dónde lo sacaron?”. “De las paredes del barrio. Está por todas partes”.
– “Los del barrio Don Orione tienen más plata que los de acá (barrio Cerrito)”, dijo David. “¿Por qué?”. “Porque las canchitas tienen arcos de hierro y acá son de tronco de árboles”.
– Darío tiene 4 años, tiene ojos muy grandes y unos cachetes que tientan a agarrárselos. No habla mucho pero, un día, Sonia se sentó a hablar a solas con él. “Mi hermanito hizo caca en una olla”. “¿Cómo en una olla?”. “Sí, porque se rompió la pelela”.
– Camila tiene 5 años y es hija de Silvina, una de las dueñas de la casa donde funciona la copa de leche. Un día llegamos temprano y estuvimos haciendo tiempo charlando con ella. “Ayer fui a la asamblea con mi papá”, nos dijo. “¿Sí? ¿Y qué decían?”. “No sé, hablaron todo el tiempo de la policía”.
Desde entonces, el dolor y la bronca no dieron tregua. Pero eso no inmovilizó. Fue en ese triste contexto donde el MTD nos regaló una enseñanza que no vamos a olvidar jamás: después del luto por el compañero asesinado sigue la lucha. En eso estamos, luchando.
Nada más sobre esto. Es inútil seguir escribiendo. Las palabras mentirían.”
(Texto escrito en un trabajo práctico para la facultad. En él se relata nuestra experiencia comunitaria durante el año 2002 en el Movimiento de Trabajadores Desocupados de Almirante Brown).
Año 2002. Anecdotario con los pibes de la copa de leche del MTD:
– Sonia estaba jugando a hacerle cosquillas a las chicas. Todas la rodeaban, mientras ella les decía: “Me dijeron que vos tenés cosquillas por acá ¿Puede ser?”. Cuando le tocó el turno de las cosquillas en el cuello a Mercedes se vivió una situación tensa: “No, ahí no me hagas porque tengo garrapatas”. “¿Garrapatas? ¿No serán piojos?”, preguntó incrédulo Nahuel. “No, garrapatas. Garrapatas como tienen los perros”.
– Ricardo y Esteban se acercaron a Nahuel para que los ayude con las fracciones. Nahuel tomó la carpeta y empezó a revisarla. En una carátula encontró un dibujo extraño realizado por uno de ellos. Era un ángel que estaba fumando al lado de 5 puntos (símbolo que significa muerte a la policía). “¿Qué significa esto?” preguntó Nahuel conociendo la respuesta. “Es muerte a la policía”, contestaron. “Y ¿de dónde lo sacaron?”. “De las paredes del barrio. Está por todas partes”.
– “Los del barrio Don Orione tienen más plata que los de acá (barrio Cerrito)”, dijo David. “¿Por qué?”. “Porque las canchitas tienen arcos de hierro y acá son de tronco de árboles”.
– Darío tiene 4 años, tiene ojos muy grandes y unos cachetes que tientan a agarrárselos. No habla mucho pero, un día, Sonia se sentó a hablar a solas con él. “Mi hermanito hizo caca en una olla”. “¿Cómo en una olla?”. “Sí, porque se rompió la pelela”.
– Camila tiene 5 años y es hija de Silvina, una de las dueñas de la casa donde funciona la copa de leche. Un día llegamos temprano y estuvimos haciendo tiempo charlando con ella. “Ayer fui a la asamblea con mi papá”, nos dijo. “¿Sí? ¿Y qué decían?”. “No sé, hablaron todo el tiempo de la policía”.
lunes, 25 de junio de 2007
61 / 39
Un hombre infectado con HIV pide en el vagón de subte. Dice que no necesita para medicamentos porque el hospital Muñiz se los suministra gratuitamente. Pero que sí necesita dinero para saciar sus necesidades básicas, para “darle una mamadera con leche a mi hija recién nacida”.
–Mamadera con leche, sí, capaz que sí –dice un joven sentado al lado mío.
–Siempre la misma historia con esta gente. No saben que inventar para no trabajar –completa otro, compañero de andanzas del primero.
Punto seguido. La conversación continúa así:
–Santi, me bajo en la próxima. Acordarte de mandarme por mail las propuestas de Macri así las reenvío. Igual, ya está todo medio cocinado, ¿no?
–Mamadera con leche, sí, capaz que sí –dice un joven sentado al lado mío.
–Siempre la misma historia con esta gente. No saben que inventar para no trabajar –completa otro, compañero de andanzas del primero.
Punto seguido. La conversación continúa así:
–Santi, me bajo en la próxima. Acordarte de mandarme por mail las propuestas de Macri así las reenvío. Igual, ya está todo medio cocinado, ¿no?
domingo, 24 de junio de 2007
Operativo policial
Antes de doblar la esquina, veo el reflejo de las luces azules que giran. Llego del trabajo. En la calle de casa hay dos patrulleros con la foto de López pegada en la luneta, una decena de policías y dos pibes –menores de edad, ellos– tirados en el piso, boca abajo.
Los vecinos se preguntan qué pasó. “No sé, recién llego”, dicen a coro. Llega la madre y las hermanas de uno de los pibes. “Soy la madre de Salazar”, dice. Alguien les explica qué tienen que hacer. La madre agradece. Un tipo pasa paseando su caniche toy. Dice: “Tenían que ser los de la villa”. Los vecinos rodean la “escena del crimen” y se despachan a piacere con frases por el estilo: “Con estos pibes ya no se puede hacer nada” / “Son incorregibles”. “Pero, qué pasó”. “No sé, no sé, pero esto ya no da para más”. Los pibes siguen en el suelo, los policías revisan sus mochilas, la hermana de uno pide que no los maltraten. La gente continúa con su común decir. Los pibes escuchan, la familia de uno de los pibes escucha, los policías escuchan. Son las 8 y 30 de la noche. Los patrulleros salen con los pibes adentro, la madre y hermanas de Salazar vuelven a la calle Donado, los vecinos vuelven a su hogar dulce hogar a preparar la cena y mirar a Tinelli.
Los vecinos se preguntan qué pasó. “No sé, recién llego”, dicen a coro. Llega la madre y las hermanas de uno de los pibes. “Soy la madre de Salazar”, dice. Alguien les explica qué tienen que hacer. La madre agradece. Un tipo pasa paseando su caniche toy. Dice: “Tenían que ser los de la villa”. Los vecinos rodean la “escena del crimen” y se despachan a piacere con frases por el estilo: “Con estos pibes ya no se puede hacer nada” / “Son incorregibles”. “Pero, qué pasó”. “No sé, no sé, pero esto ya no da para más”. Los pibes siguen en el suelo, los policías revisan sus mochilas, la hermana de uno pide que no los maltraten. La gente continúa con su común decir. Los pibes escuchan, la familia de uno de los pibes escucha, los policías escuchan. Son las 8 y 30 de la noche. Los patrulleros salen con los pibes adentro, la madre y hermanas de Salazar vuelven a la calle Donado, los vecinos vuelven a su hogar dulce hogar a preparar la cena y mirar a Tinelli.
miércoles, 20 de junio de 2007
Postales subterráneas

Un turista europeo le saca una foto a un pibe que está durmiendo debajo de unos cartones. Un chico y una chica del colegio de Callao y Corrientes lo putean al pasar. Y le dicen: “Andá a sacarle fotos a tus pobres”.
Una nenita de 2 años se despide de las estaciones que van pasando. “Chauuu, estación”. La madre se incomoda ante la insistencia de la niña. Y le dice: “Bueno, ya está”.
Un par de pibes de un centro de rehabilitación le dan una bandeja de alfajores de maicena a un tipo que toca con su guitarra una canción de Piazzolla y a un chico que hace malabares.
Muchos leen La Razón; uno lee Fenomenología del espíritu de Hegel.
Una nenita de 2 años se despide de las estaciones que van pasando. “Chauuu, estación”. La madre se incomoda ante la insistencia de la niña. Y le dice: “Bueno, ya está”.
Un par de pibes de un centro de rehabilitación le dan una bandeja de alfajores de maicena a un tipo que toca con su guitarra una canción de Piazzolla y a un chico que hace malabares.
Muchos leen La Razón; uno lee Fenomenología del espíritu de Hegel.
sábado, 16 de junio de 2007
El doctor y el conductor
Canal 26. Domingo a la noche.
Mariano Grondona presagia los próximos años en la vida del presidente del centro de estudiantes del colegio Pellegrini:
–Yo te anuncio como va a ser tu vida de acá en más. Vas a terminar el secundario, vas a ser presidente de la FUBA, no vas a dejar entrar al rector al rectorado de la UBA y, a los 35 años, te vas a dar cuenta de todo.
*
Tinelli con Menem. Previa de las presidenciales del ’95.
Tinelli con Macri. Previa de las elecciones a jefe de gobierno del 2007.
*
¿Más claro? Agua, agua, mucha agua.
Mariano Grondona presagia los próximos años en la vida del presidente del centro de estudiantes del colegio Pellegrini:
–Yo te anuncio como va a ser tu vida de acá en más. Vas a terminar el secundario, vas a ser presidente de la FUBA, no vas a dejar entrar al rector al rectorado de la UBA y, a los 35 años, te vas a dar cuenta de todo.
*
Tinelli con Menem. Previa de las presidenciales del ’95.
Tinelli con Macri. Previa de las elecciones a jefe de gobierno del 2007.
*
¿Más claro? Agua, agua, mucha agua.
lunes, 11 de junio de 2007
Sobre Barcelona y López

El viernes, después del partido de todas las semanas con mis amigos y en medio de una ronda de cervezas, me preguntaron sobre la tapa de la revista Barcelona de la última semana en la que se hace mención a Filmus y, por enésima vez, a Julio López. Di mi parecer: “No me gusta cuando hacen humor con López”. Risas, un “pero, bueno…”, “vos también…”. “Eso lo hacen para que gente como vos se enoje”. “No se puede hacer humor con cualquier cosa”, digo. “Sí, se puede”. “No”. “Con Cromagnon hicieron lo mismo”. “También me parece mal”. “Pero si esos eran unos negros cabezas”. “Entonces, mandalos a la cámara de gas y, de paso, votá a Macri”. “Yo odio a Macri”. No alcanza con odiar a Macri.
La revista Barcelona me enerva, me saca de las casillas, es una de las pocas cosas que me ponen en estado de furia. Y paso a explicar por qué.
Los editores de la publicación acuden el cinismo para hacer su humor. El cinismo es esa manera de decirle a los otros que está más allá de todo, que nada lo involucra ni lo interpela, que todo le chupa un huevo. Muchas veces, funciona como un modo de protección ante la maldad del mundo. Otras, sirve para facturar (pienso –sin detenerme en las diferencias– en Petinatto, Rial, Pergolini y Tinelli). El cinismo que propone Barcelona no acusa un detalle: el tema sobre el que se puede hacer humor. Está claro que para los editores no hay represión al respecto. Todo vale, y en eso montan su provocación (¿su falsa rebeldía de cuarentones decepcionados ante el fracaso de la democracia? ¿su modo fácil de rendirse ante las cómodas cuotas del menemismo? ¿su encaje perfecto en la imposible posmodernidad post-20 de diciembre?). Pero lo que sucedió con López ¿es motivo de risa? Que sea el personaje central de las últimas tapas ¿es motivo de risa? El cinismo de Barcelona trivializa, banaliza, iguala todos los temas. No hay límite ni diferencia. Da lo mismo reírse de un tipo que estuvo (durante la última dictadura militar) y está desaparecido que de los niveles de fascismo de la clase media argentina. Y no puede dar lo mismo. Porque López es una víctima del terrorismo de Estado, porque reírse de eso es reírse de los centros clandestinos de detención, de la tortura, del robo de bebés, de los vuelos de la muerte; de los 9.000, 15.000, 30.000 desaparecidos. Reírse de él (o de lo que sucede alrededor de él) es no diferenciar que lo que sucedió entre 1976 y 1983 en nuestro país no es lo mismo que sucede hoy. Y no lo es porque esos años marcaron a fuego lo que sucedió y sucede en el país desde entonces. Y el problema con esas referencias constante de Barcelona hacia la figura de López es que no considera las diferencias, los gruesos matices que piden a gritos detenerse ante el dolor ajeno que debería sentirse como propio.
Y no exijo reconocer esa distinción desde mi obsesión o interés personal. Porque la desaparición de López no es algo personal, propio, intimo. Es algo que nos implica a todos, aunque no queramos, aunque algunas doñas Rosas digan con aires conspirativos que López aparecerá los días previos a las elecciones presidenciales de octubre (¡ojalá!). Las desapariciones políticas en nuestro país son los muñones de nuestra historia, que –como las extremidades apuntadas de un cuerpo– siguen estando, se siguen sintiendo, como fantasmas.
Para Barcelona el cinismo es un modo de desconocer al otro, de no reconocer comunidad posible, es la manera de decir que ya todo da igual, que la desaparición del principal testigo en la causa Etchecolazt no tiene mayor importancia que joder a Sabato, Nora Dalmasso, Bush, Kirchner, Bin Laden, Cristina y la mar en coche. Todo es lo mismo. ¿Todo es lo mismo? Que quede claro: no es lo mismo ser editor de una revista que ser el hijo o la esposa de un desaparecido o de una víctima de Cromagnon.
“Y de Norita, qué me cuentan. Se la curtía el hijo, noma’”. “Vos no te rías, eh”. “Sí, de eso me río –digo–, porque morir en un barrio privado de Río Cuarto no es lo mismo que ser víctima del terrorismo de Estado”. Estar desaparecido no es lo mismo que estar muerto. La ESMA no es lo mismo que un country. Julio López no es lo mismo que Nora Dalmasso. Militar por los derechos humanos no es lo mismo que ser una empresaria exitosa que se dedicaba a arreglar las flores de su jardín.
Desconocer esa diferencia es caer en el peligroso camino que nos llevará a repetir los males del pasado.
La revista Barcelona me enerva, me saca de las casillas, es una de las pocas cosas que me ponen en estado de furia. Y paso a explicar por qué.
Los editores de la publicación acuden el cinismo para hacer su humor. El cinismo es esa manera de decirle a los otros que está más allá de todo, que nada lo involucra ni lo interpela, que todo le chupa un huevo. Muchas veces, funciona como un modo de protección ante la maldad del mundo. Otras, sirve para facturar (pienso –sin detenerme en las diferencias– en Petinatto, Rial, Pergolini y Tinelli). El cinismo que propone Barcelona no acusa un detalle: el tema sobre el que se puede hacer humor. Está claro que para los editores no hay represión al respecto. Todo vale, y en eso montan su provocación (¿su falsa rebeldía de cuarentones decepcionados ante el fracaso de la democracia? ¿su modo fácil de rendirse ante las cómodas cuotas del menemismo? ¿su encaje perfecto en la imposible posmodernidad post-20 de diciembre?). Pero lo que sucedió con López ¿es motivo de risa? Que sea el personaje central de las últimas tapas ¿es motivo de risa? El cinismo de Barcelona trivializa, banaliza, iguala todos los temas. No hay límite ni diferencia. Da lo mismo reírse de un tipo que estuvo (durante la última dictadura militar) y está desaparecido que de los niveles de fascismo de la clase media argentina. Y no puede dar lo mismo. Porque López es una víctima del terrorismo de Estado, porque reírse de eso es reírse de los centros clandestinos de detención, de la tortura, del robo de bebés, de los vuelos de la muerte; de los 9.000, 15.000, 30.000 desaparecidos. Reírse de él (o de lo que sucede alrededor de él) es no diferenciar que lo que sucedió entre 1976 y 1983 en nuestro país no es lo mismo que sucede hoy. Y no lo es porque esos años marcaron a fuego lo que sucedió y sucede en el país desde entonces. Y el problema con esas referencias constante de Barcelona hacia la figura de López es que no considera las diferencias, los gruesos matices que piden a gritos detenerse ante el dolor ajeno que debería sentirse como propio.
Y no exijo reconocer esa distinción desde mi obsesión o interés personal. Porque la desaparición de López no es algo personal, propio, intimo. Es algo que nos implica a todos, aunque no queramos, aunque algunas doñas Rosas digan con aires conspirativos que López aparecerá los días previos a las elecciones presidenciales de octubre (¡ojalá!). Las desapariciones políticas en nuestro país son los muñones de nuestra historia, que –como las extremidades apuntadas de un cuerpo– siguen estando, se siguen sintiendo, como fantasmas.
Para Barcelona el cinismo es un modo de desconocer al otro, de no reconocer comunidad posible, es la manera de decir que ya todo da igual, que la desaparición del principal testigo en la causa Etchecolazt no tiene mayor importancia que joder a Sabato, Nora Dalmasso, Bush, Kirchner, Bin Laden, Cristina y la mar en coche. Todo es lo mismo. ¿Todo es lo mismo? Que quede claro: no es lo mismo ser editor de una revista que ser el hijo o la esposa de un desaparecido o de una víctima de Cromagnon.
“Y de Norita, qué me cuentan. Se la curtía el hijo, noma’”. “Vos no te rías, eh”. “Sí, de eso me río –digo–, porque morir en un barrio privado de Río Cuarto no es lo mismo que ser víctima del terrorismo de Estado”. Estar desaparecido no es lo mismo que estar muerto. La ESMA no es lo mismo que un country. Julio López no es lo mismo que Nora Dalmasso. Militar por los derechos humanos no es lo mismo que ser una empresaria exitosa que se dedicaba a arreglar las flores de su jardín.
Desconocer esa diferencia es caer en el peligroso camino que nos llevará a repetir los males del pasado.
sábado, 9 de junio de 2007
Conversaciones comunes escuchadas mientras (hacía que) leía
I. Madre (recién pisados los 40) e hija (16 o 17). Subte, línea B, 19:30 aproximadamente.
–Estaría bueno ir al Pellegrini. No sólo por el nivel o por lo que te hacen estudiar. Está bueno porque te enseñan otras cosas.
–¿Qué otras cosas?– pregunta la madre.
–Claro, enseñanzas de vida, de cómo desenvolverte mejor cuando seamos más grande.
–No entiendo.
–Ay, mamá… el centro de estudiantes, por ejemplo. Eso está buenísimo.
–Pero eso qué tiene que ver con la educación. Eso es política.
II. Dos mujeres (de casi 30). Subte, línea B, 19:30 aproximadamente. Al día siguiente.
–Y bueno, es joven…
–Sí, ya se, pero está empecinada con ir a vender esas artesanías que hace a la puerta de la facultad.
–Ya se va a dar cuenta. Es un bebé, todavía. Dejala que vaya y vas a ver cómo viene de nuevo al pie. Que pruebe y que se de cuenta cómo es la cosa.
–¿Vos decís?
–Sí, ya vas a ver… Cuando tenga el primer hijo, se le van ir esos aires de hippie.
(risas)
–Estaría bueno ir al Pellegrini. No sólo por el nivel o por lo que te hacen estudiar. Está bueno porque te enseñan otras cosas.
–¿Qué otras cosas?– pregunta la madre.
–Claro, enseñanzas de vida, de cómo desenvolverte mejor cuando seamos más grande.
–No entiendo.
–Ay, mamá… el centro de estudiantes, por ejemplo. Eso está buenísimo.
–Pero eso qué tiene que ver con la educación. Eso es política.
II. Dos mujeres (de casi 30). Subte, línea B, 19:30 aproximadamente. Al día siguiente.
–Y bueno, es joven…
–Sí, ya se, pero está empecinada con ir a vender esas artesanías que hace a la puerta de la facultad.
–Ya se va a dar cuenta. Es un bebé, todavía. Dejala que vaya y vas a ver cómo viene de nuevo al pie. Que pruebe y que se de cuenta cómo es la cosa.
–¿Vos decís?
–Sí, ya vas a ver… Cuando tenga el primer hijo, se le van ir esos aires de hippie.
(risas)
viernes, 8 de junio de 2007
Pampa y Miller

La rutina tiene trayectos. Y la mía, cuando salgo cada mañana de mi casa a la boca del subte, tiene el suyo. Echeverría, Lugones, Sucre, Miller, La Pampa, cruzo Alvarez Thomas, retomo por la diagonal Urdininea, Triunvirato, cruzo Los Incas y me sumerjo en la boca del subte. El mismo camino de todos los días. Pero ese recorrido tiene un detalle, una cábala: mirar a dos gatos que viven en la esquina de Pampa y Miller. La obligación es mirarlos, buscarlos con los ojos, aunque sea al pasar, sin detenerme a contemplarlos demasiado, sólo ver que están ahí. Y hubo veces que pase de largo con la mirada esquiva y, al darme cuenta que semejante fallido me sepultaría en una maldición, retrocedía mis pasos para buscarlos.
Ayer, por la noche, me encontré con el vecino, dueño de la casa donde viven los gatos. Sin vergüenza, le conté la importancia cabalística que tienen esos felinos para mí. El tipo se rió, obviamente. Hacia el final de la conversación le realizo la pregunta del millón: “Cómo se llaman”. “Nacha y Nuchi”, me contesta. “Ah –le digo–, yo les había puesto Pampa y Miller”.
Ayer, por la noche, me encontré con el vecino, dueño de la casa donde viven los gatos. Sin vergüenza, le conté la importancia cabalística que tienen esos felinos para mí. El tipo se rió, obviamente. Hacia el final de la conversación le realizo la pregunta del millón: “Cómo se llaman”. “Nacha y Nuchi”, me contesta. “Ah –le digo–, yo les había puesto Pampa y Miller”.
martes, 5 de junio de 2007
Lugares históricos
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Desde el escritorio de la oficina donde trabajo puedo observar los últimos pisos del edificio de la CGT. En la cúspide pueden leerse las siglas y unas franjas que –a modo de bandera nacional– recorren el perímetro de ese último piso. Hoy leía en el libro El presidente que no fue de Miguel Bonasso que en el segundo piso de ese edificio funcionó, en un primer momento, el laboratorio donde el doctor Pedro Ara tuvo a cargo la ardua tarea de embalsamar el cuerpo de Eva Duarte. Luego, allí, también funcionó la capilla ardiente donde descansaron los restos de “la Señora” hasta la llegada de la Libertadora.
Me paro del escritorio, voy hacia la ventana, contemplo el edificio. Me impacta mirar lugares donde sucedieron hechos trascendentes de nuestra historia reciente. Algo de eso me atrapa, me conmueve, es mi pobre manera de sentirme parte de la historia.
–Habría que ponerle una bomba– me dice alguien al pasar pero se queda.
–¿A cuál de los dos: al de la CGT o al de Telefónica?
–Cómo a cuál de los dos. A la CGT, obvio.
–Ah… yo pensé que al de Telefónica.
–¿Qué tiene que ver Telefónica?
(–Ah, no tiene nada que ver. Mira vos– pienso)
–Pero el otro es un edificio histórico.
–¿Histórico? ¿Por qué histórico?
–Ahí estuvo “La Señora”.
–¿Qué señora?
Me paro del escritorio, voy hacia la ventana, contemplo el edificio. Me impacta mirar lugares donde sucedieron hechos trascendentes de nuestra historia reciente. Algo de eso me atrapa, me conmueve, es mi pobre manera de sentirme parte de la historia.
–Habría que ponerle una bomba– me dice alguien al pasar pero se queda.
–¿A cuál de los dos: al de la CGT o al de Telefónica?
–Cómo a cuál de los dos. A la CGT, obvio.
–Ah… yo pensé que al de Telefónica.
–¿Qué tiene que ver Telefónica?
(–Ah, no tiene nada que ver. Mira vos– pienso)
–Pero el otro es un edificio histórico.
–¿Histórico? ¿Por qué histórico?
–Ahí estuvo “La Señora”.
–¿Qué señora?
domingo, 3 de junio de 2007
Las ciudades invisibles

"En esta ola de recuerdos que refluye la ciudad se embebe como una esponja y se dilata. Una descripción de Zaira tal como es hoy debería contener todo el pasado de Zaira. Pero la ciudad no cuenta su pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en las esquinas de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas, cada segmento surcado a su vez por arañazos, muescas, incisiones, comas."
"En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse imaginan mil cosas las unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscan otras miradas, no se detienen."
"Por eso los habitantes creen vivir siempre en la Aglaura que crece sólo con el nombre de Aglaura y no ven la Aglaura que crece en tierra. Y yo mismo, que quisiera tener separadas en la memoria las dos ciudades, no puedo sino hablarte de una, porque el recuerdo de la otra, por falta de palabras para fijarlo, se ha perdido."
Italino Calvino (1923-1985)
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