domingo, 31 de diciembre de 2006

No somos nada (II)


Según Fundación Alemana de Población Mundial, en algún momento del día de hoy seremos/fuimos/ somos 6.589.115.982

La población mundial crece:
2,6 personas por segundo, es decir, 1.500.000 por semana, es decir, más de 80.000.000 por año.

Los países en desarrollo, adonde gran parte de la población vive en la pobreza, son responsables del 98 % del crecimiento demográfico.

Hasta la actualidad vivieron en el planeta casi 107.000 millones de personas, lo que equivale a que la población actual es de aproximadamente el 6 % de todas las personas que alguna vez nacieron.

viernes, 29 de diciembre de 2006

¿Nunca más?

Hoy, más que nunca, suena a plegaria, a suplicio, a consenso circunstancial...

La gente ahora dice "nunca más". Pero antes supo decir que por algo había sido, que ellos no sabían nada, que -como víctimas- quedaron en el medio de dos demonios que se amasijaron a tiros y bombas...

Los modos progres de Montecristo se desilachan en un Lisandro encarcelado (justicia), mientras suena un tango que habla de la locura. ¿Los represores son locos? ¿Son monstruos? ¿Son de otro mundo?
- Sí, sí, sí -gritan las fans de Echarri que triplicaron las consultas a Abuelas- son malos, malos, malos. Sólo un loco puede hacer lo que hizo Lisandro. O ¿no?
Y suspiran aliviadas.

Anteayer, en el mismo momento que unas siete mil personas desaforadas hacían cola para entrar al Luna Park y ver el último capítulo de la novelita, era secuestrado Luis Gerez.

López y Gerez.

jueves, 28 de diciembre de 2006

La inocencia del sentido común

El subte se detiene en Dorrego. Sube un hombre ciego con una mujer embarazada que lo toma del brazo. Hace un discurso en donde solicita que lo ayuden, que por ser ciego lo discriminan, que está por tener un hijo, que le den 10 o 5 centavos, que eso le sirve.
Un pibe de unos seis años observa atento la situación. Está sentado en la butaca de a tres, entre dos viejos que leen La Razón. Su padre, parado frente a él, cuelga de las manijas.
- ¿Pa’?
(...)
- ¡¿Pa’?!
- Sí...
- Viste que hay chicos chiquitos que piden en la calle y después, y después, y después...
(El padre asiente con la cabeza, le da ánimo con los gestos de la cara para que termine la frase, se siente orgulloso por las palabras que dirá su hijo).
- Y después, los grandes le roban la plata. ¿Viste, pa’ que es así?
- Sí hijito, es así.
- Y por qué le roban.
- Porque se aprovechan de los chicos.
- Ah...

Padre e hijo bajan de la mano en Carlos Gardel. El shopping los espera.

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Pisen tranquilos, nomás

Se calcula que la población mundial de hormigas –unas 9500 especies conocidas aunque se cree que en verdad son 19 mil– es de 100 mil millones, y que si se las pesara a todas en una imaginaria superbalanza planetaria su peso en conjunto sería aproximadamente igual al de todos los seres humanos juntos.

Fuente: Suplemento Futuro de Página/12 del 23 de diciembre de 2006

martes, 26 de diciembre de 2006

Indignación navideña

Estación de Barrancas de Belgrano, andén con destino a Tigre, lunes 25, 10:30 AM, dos señoras bien del barrio hablan muy acaloradas.
- Pero viste cómo son, ¿no? No tienen para comer, pero sí para la pirotecnia.
- Sí, los vi, ni me hables. Me indignan esas cosas. Además se ponían en el medio de la calle, como si fuera de ellos.
- Y bue...
(silencio)
- Y ustedes cómo la pasaron.

viernes, 22 de diciembre de 2006

Cotidianeidad muda

Calle Rodríguez Peña (entre Sarmiento y Perón). Una madre, joven ella, sostiene a su bebé, varoncito de unos 2 o 3 meses, con los ojos bien abiertos. Está parada en la calle, bajo los rayos del sol, esperando un taxi. En sus piernas se apoya el cochecito.

Pasa un muchacho, es coetáneo a la mujer. Se detiene frente a madre e hijo. Es la primera vez que se ven en la vida. Establece un contacto visual sostenido con el niño. Le dice unas palabras y le hace, parece, algunas morisquetas. La madre se ríe. El hombre se retira.

La madre queda sola junto a su hijo como hacía un instante. Continúa sonriendo, mientras extiende su brazo en busca de un coche de alquiler. La calle está vacía. Sus labios se mueven, le habla al bebé, le cuenta algo, o más bien, le explica. Sigue la sonrisa.

El bebé me mira pasar.

jueves, 21 de diciembre de 2006

Restos


Córdoba al 1700. Doce y media de la noche. Las luces interiores del Mac Donalds resplandecen a una calle oscura y a unos veinte pibes de entre 15 y 20 años que esperan que algún empleado del mes deje en bolsas negras los sobrantes de los parroquianos globalizados.
La escena transcurre: dejan los residuos, los pibes se acercan y –de a dos o tres– revisan las bolsas hasta dar con su “cena”. No tardan demasiado en encontrar algo. Algunos comparan la suerte de cada uno a la hora de la búsqueda. Se ríen.
Sigo con la mirada a uno. Sus manos revuelven entre papeles y cajitas felices hasta dar con una hamburguesa a medio comer.

(Ahí hay algo, pienso, e imagino la escena previa: el gesto de saciedad de la persona que dejó la hamburguesa a medio comer, el erutito placentero ayudado por la gaseosa, la hamburguesa en el plato ignorada por su comensal, abandonada a la suerte de una bolsa de residuos. El empleado que recoge la bandeja, luego vaciada a un repositorio, en un gesto corporal automático, sin culpa por la situación que verá cuando estén cerrando el local).

La toma con cuidado, la acomoda, la mira, la muerde, le dice algo a un compañero, mastica, camina por Córdoba...
El resto de los chicos realizan las mismas acciones. Uno a uno se van yendo. Las bolsas quedan allí, abiertas, vaciadas de los restos. La vereda también...

Alguna vez, hace unos 10 años, observe una escena similar en un Mac Donalds cercano a Plaza San Martín. La diferencia era que los que esperaban eran mujeres con sus hijos pequeños.

(Ahora pienso que tal vez pueden ser los mismos pibes de la calle Córdoba. Un modo de la condena: ir a esperar la basura de Mac D. desde niños hasta la adultez pasando por la adolescencia).

Me acuerdo que esa vez me acerque a un empleado feliz para preguntarle por qué viendo a la gente esperando la basura no se lo daban de otro modo. “No nos dejan darles los restos que sobran en la mano”, fue la respuesta.

miércoles, 20 de diciembre de 2006

El amor según Lacan

“El amor es dar lo que no se tiene a alguien que no lo es”

martes, 19 de diciembre de 2006

No somos nada

A mediados de 2007, dicen, habrán 100 millones de blogs.
Si este que están leyendo en este preciso momento persiste, representará el 0,000001 % del total.

lunes, 18 de diciembre de 2006

Sin escalas (de Monte Chingolo a Río Cuarto)

Dos hombres en un vagón de la línea B. Ambos con sendos trajes de ejecutivos, parados, aferrados a las manijitas de plástico. Uno: cincuenta y tantos, bigote, canoso, con voz firme, convencido. El otro: de película, casi un estereotipo, casi cincuenta, bigote militaroide, anteojos negros estilo servicio de inteligencia.
A continuación, el diálogo, de corrido, así como lo leen:
- El otro día paso por el Coto de Belgrano y veo una pintada que dice: “Homenaje a los héroes de Monte Chingolo”... Yo no entiendo nada... ¡no entiendo nada! A los jóvenes le vendieron la historia cambiada, les venden una parte de la historia. Porque cuando sucedió eso, Isabelita firmó ese decreto donde decía que había que aniquilar a la subversión. Era clarísimo: aniquilar a la subversión. Y sí, qué querían que haga, no había orden, todo era una anarquía. Lo que hicieron después es discutible, la verdad que no sé si se les fue la mano o no, pero es discutible.
- Igual, lo que pasó después habría que verlo desde una perspectiva histórica. Pero es lo que vos decís: a los pibes de hoy les venden una sola campana.
- Ahora no se respeta ningún derecho, no hay parámetros ciudadanos, no hay instituciones fuertes. Si me apuras un poco te digo que estamos como en esa época, antes del golpe. Nadie respeta nada, las leyes están de adorno. Cualquiera hace lo que quiere... no se puede tener un auto cero kilómetro porque le estás diciendo a los chorros: “vení, afaname, ¿no ves el auto que tengo?”. Ni los vidrios polarizados te dejan tener. Te ponen multa...¡multa! ¿podés entender eso?
- Así estamos... así está este país.
- Y ahora Blumberg que denunció no sé que movida de la provincia de Buenos Aires. Está deschavando a unos cuantos, lo bien que hace.
- Sí, Solá salió al cruce. Pero hace bien Blumberg, alguien lo tiene que hacer. Es lo mismo que pasa en Río Cuarto. Ahí hay algo groso, mucha guita, políticos de por medio. Algo de las obras sociales, acordate lo que te digo.

sábado, 16 de diciembre de 2006

Pinochet II

Un nieto, el de él, lo reivindica, lo llama salvador, sin él la patria habría caído en las garras marxistas.

El otro, el del asesinado General Prats, escupe el cajón vidriado.

Allí está él: vestido de militar, casi verde, como un sapo a punto de estallar, muerto.

viernes, 15 de diciembre de 2006

zzzzzzzzzz!

Internet no es sólo...
mujeres en bolas,
“bajar” música,
chatear con minitas,
armar gruposyahoo.com.ar
leer (por arriba, siempre por arriba) las noticias del fútbol del domingo

Cuesta identificar a internet como algo más que un lugar para entretenerse.
Espero sepan entender barbáricos dormilones que también hay otras cosas...

Para entender a youtube hay que haber leído el Quijote.

Tiré el sayo a ver quién se lo pone.

jueves, 14 de diciembre de 2006

Postales

I.
San Jorge es un pueblo de Santa Fe que posee la única fabrica de bolitas de vidrio del país (y creen de Sudamérica). En un día puede llegar a producir 400 mil. El negocio (?) es que venden 100 canicas a $ 1,21 (IVA incluido).

II.
¿Existen monumentos del Che Guevara en Argentina que no sean los que están (si es que hay) en Rosario y Alta Gracia? En una plaza de Chilecito (La Rioja) hay un cheguevara de algún material noble que abraza a un niño mientras mira el horizonte.

III.
En Santiago del Estero, existe un pueblo que se llama Ahí veremos.
Conversación apócrifa sobre el origen del nombre:
- Che y cómo le ponemos al lugar cuando lleguemos.
- Y... no sé...no se me ocurre nada. Déjame pensar un rato.
- Y sí, es difícil bautizar un lugar, es una marca que queda para siempre. Es como cuando le pones el nombre a tu hijo. Lo estás condenando de por vida a que lo llamen de ese modo.
- Bueno, no nos apresuremos, tenemos todo el viaje para pensar. Ahí veremos.
Y ahí vieron.

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Instant-taneas

Instantáneas de la calle
veo una separación, un choque
un estallido, una universidad,
viven haciendo las paces
hay un chico que se escapa
un toro, una señora,
un cielo, un capitán
y yo sigo con vos,
sabés se hace difícil seguir anclado
aquí sin tu amor sin tu amor...

Instantáneas de la calle
hay dos tipos en la esquina
uno hace una seña,
el otro que se va
hace frío en Buenos Aires
música en los automóviles
caen del walkman gotas de humedad
y yo sigo con vos,
sabés se hace difícil seguir anclado
aquí sin tu amor sin tu amor...
Ya sé, siempre soy yo
andar siempre buscando y
siempre volviendo a tu corazón
a tu pobre corazón...

Fito Páez

martes, 12 de diciembre de 2006

Pinochet


Jacqueline besa la frente de su hijo. Sus ojos tienen señales de llanto, todavía unas lágrimas le bordean las pupilas. Su rostro triste es fino, delicado. ¿En qué piensa? ¿En las cosquillas que le hacía su padre cuando ella era apenas una niña? ¿En las caminatas junto a él hablando de consejos, de pasos a seguir, del futuro feliz?
Con su mano izquierda cobija la cabeza del niño, sus uñas están cuidadas y un anillo decora su dedo anular. El niño es el nieto, tendrá unos 10 años. Y llora, su cara está acongojada. Su boca es la tristeza en forma de puchero. ¿Qué pensará cuando ve en la tele que muchas personas salen a festejar la muerte de su abuelo?

3.500 desaparecidos y ejecutados
30 mil exiliados
200 mil en las cárceles secretas

“No se mueve ni una sola hoja en este país si no la estoy moviendo yo, que quede claro”, dijo en octubre de 1981.

“Las investigaciones sobre Pinochet se cerrarán y él será sobreseído por muerte”.

Jóvenes chilenos extiende su brazo derecho frente al cajón vidriado en señal de devoción fascista.

lunes, 11 de diciembre de 2006

Guerra de miradas

¿Por qué será que los otros se empeñan denodadamente en sostener la mirada cuando uno los mira a los ojos?
Contra:
- rubia, ojos celeste, esbelta, hermosa: pierdo, obvio.
- 10 años, morocho, cara curtida por la calle: “¿Me da 5 o 10 centavos para comer?”: pierdo.
- hombre, de mi edad, uniforme de seguridad privada, no quiere estar ahí, parado en esa puerta: por lo tanto, gano.
- flequillo stone, una niña de 16 años, remera de Callejeros, desafiante: pierdo.
- ejecutivo de mediana edad, traje, maletín, telefonía móvil: gano (pero con ventaja, estaba hablando por celular).
- mujer, casi cuarenta, muy producida, anteojos oscuros (¿me mira?): gano.
- viejita en la escalera del subte, pelo canoso, mano extendida en señal de piedad: pierdo, siempre pierdo.
- canillita joven, en su armazón verde, rodeado de revistas, diarios, libros, un profesional en la materia de mirar a los que pasan: pierdo.

Costumbre urbana: guerrear con los ojos.

(huelgan las palabras)

jueves, 7 de diciembre de 2006

Intercambio

1.
- Hay que ser pragmático, aunque suene peronista. Hay que serlo para no morir en el intento.
- El pragmatismo suena peronista. Pero si uno muere en el intento, bueno, al menos lo intenta...
2.
3.
- Yo a Lola la banco. Me divierte leer las boludeces que escribe. La leo mientras almuerzo en la oficina.
- Si es por eso, prefiero ver a Chiche maltratando anoréxicas en “La vida bella”... me cansa un poco el boludeo pseudo intelectual: prefiero una porno a una pseudo libertina que juega a la marquesa de la S.A.D.E.
4.
- Y como me hago cargo del clima de época, acabo de inaugurar un blog. (Suena triste para alguien que se siente interpelado por los ’70: mi clima de época es un blog).
- Y sí, cambiamos plaza por pantalla. Vi tu blog. Me parece buena la idea de rescatar diálogos perdidos, cosas vistas por ahí. Leí la anécdota que me incluye (pero la frase terminaba en “y pregúntales dónde están...”)
5.

6.
- abrazo
- ídem

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Relativismo cultural

-Hay que cambiar la cultura– le decía muy apasionada una mujer de cincuenta y pico a su compañera de trabajo, también de cincuenta y tantos, en un vagón de subte desbordado de cuerpos humanos.
Cuando uno escucha esa frase -hay que cambiar la cultura– se asusta un poco. Lo primero que me pregunté apenas termine de escucharla es qué quería decir con eso, en qué estaba pensando. E intente imaginar algunas argumentaciones que vendría después de esa contundente afirmación, pero la mujer me ganó de mano:
-El otro día me estaba por bajar del colectivo, estaba yo sola y el chofer, y cuando me estaba por bajar, veo que en un asiento había una bolsa con pan dulces. Entonces, yo la agarré y le dije al chofer que yo me la podría haber llevado pero no me la llevo porque hay que cambiar la cultura, yo se la doy a usted, usted haga lo que quiera, pero sepa que hay que cambiar la cultura, la persona que se olvidó esto tiene que recuperarlo, usted haga lo que quiera pero lo mejor sería que la persona llamé a la empresa y que en la empresa lo tengan y se lo devuelvan, así vamos a empezar a cambiar la cultura de dar por perdido algo que dejamos olvidado en algún lugar.

Dijo. Y mis conjeturas se fueron al tacho.

martes, 5 de diciembre de 2006

Las máximas del hambre (según la derecha mediática)

Corría mediados del 2002 y el país estaba conmocionado por el show del hambre. Todos los días aparecían noticias del tipo: “Dos alumnos se desmayaron del hambre en una escuela pública de Santiago del Estero” o “Un niño fue encontrado en Corrientes comiendo tierra” o, lo peor: “Cuatro niños murieron desnutridos en el Hospital de Niños de Tucumán”.
(Qué lastima que los pibes muertos no contaminaba como las pasteras de Botnia. Capaz que así nadie hubiera cuestionado demasiado los cortes de ruta de entonces. O, quizás, mejor: tal vez hubieran salido a las calles a reclamar para que ningún pibe muera de hambre).
En eso estábamos cuando una noche cualquiera, en un programa periodístico de la medianoche, Antonio Laje (uno de los delfines de Daniel Hadad) se despachó con las máximas del hambre. Lo escuché, no cambié de canal. Dijo algo así:
- Usted vieron a los padres de los chicos desnutridos ¿no? ¿Los vieron desnutridos a ellos? No ¿no? ¿Por qué será? Es evidente que no les dan de comer a sus hijos.
- Además, en el interior tienen una posibilidad que en las grandes ciudades no tenemos. La posibilidad de cultivar la tierra. Cualquiera tiene un pedazo de tierra donde puede hacer una huerta.
- Pero seamos claros. Eso no lo hacen porque el argentino es vago. Al argentino no le gusta trabajar.

Eso dijo, apagué la tele y me fui a dormir.

lunes, 4 de diciembre de 2006

Mucamitas



L. sacude el plumero en una gran biblioteca llena de libros progres.

Pero cuánto querés ganar/ Una maestra gana un poco más que eso y vos no tenes los estudios de una maestra ¿o si?

No te podes quejar ¿no?

- ¿L?
- Sí, señora.
- Veo la casa media sucia...
- Es que la beba me lleva mucho trabajo, señora.
- Bueno, pero yo te contrate para las dos cosas, sino tendré que buscar a otra persona.

- ¿Mañana no podes venir, no?
- No, señora, tengo que ir a una reunión de padres a la escuela de mi hijo.
- Ah, bueno, te descuento el día, entonces, ¿no?

650 por mes, 160 horas por mes

4 la hora, más no puedo.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Al servicio de la comunidad

Una señora en la vanguardia del malón de todos los días en el pasillo del subte fue la primera que lo vio, dudo en seguir, se frenó, pensó en recular pero la marea humana la obligó a seguir (¿no era tan vanguardia o los vientos de la historia la hicieron seguir?). De la marea podían escucharse frases tales como: “Ay, pobrecito”/ “pobre, está pasado de drogas”. Al lado del pibe (pecoso, pelo castaño, desplegado en el suelo) había un yogur. Alguien se había conmovido.
Subo las escaleras maldiciendo al mundo, a la ciudad, a la vieja de recién, a todos, a mí. Camino un par de metros la vereda de Corrientes y recuerdo al inútil policía que todas las benditas mañanas está boludeando en la boca del subte. Sigo caminando mientras pienso: “¿Qué será al servicio de la comunidad para estos forros?, ¿perseguir y cagar a tiros a chorros? ¿a quién cuidan? ¿a los turistas que salen de ese hotel de mierda?”. En esa perorata de ciudadano indignado estaba, cuando decidí darme vuelta y buscarlo para decirle que qué se cree, que proteger a la comunidad no es sólo que no afanen a los turistas, que proteger a la comunidad es también atender a un pibe tirado en el subte, que qué mierda se cree. Eso pensaba mientras lo veía sonreír y charlar muy amigablemente con otro policía más joven. “De qué se ríen”, pensaba y me daba máquina.
Llego, los enfrento y les pregunto con un tono no tan belicoso como el de mi pensamiento (el uniforme todavía sirve para algo):
- ¿Pueden hacer algo por el pibe que está ahí abajo?
- Ya llamamos a la ambulancia. La estamos esperando– me dice entre cortante y podrido de escuchar la misma sugerencia.
- Ah... bueno, gracias– digo titubeando mientras palmeo a uno en gesto de agradecimiento.
Media vuelta y me voy, casi humillado.